“Cuando
oramos hablamos con Dios, pero cuando leemos,
Dios
habla con nosotros”
Frase que se
le atribuye a San Agustín, pero independientemente de quién la haya dicho, es
muy cierto lo que dice: la lectura es un placer invaluable ya que relaja,
enseña, hace viajar, meditar, analizar, reflexionar y tantas cosas más.
Claro está que
debemos elegir la lectura y ustedes dirán ¿cómo se hace eso?, es fácil, cada
uno elige lo que quiere leer y vamos discerniendo sobre nuestro gustos y
preferencias, pero definitivamente los libros no los elegimos nosotros, ellos
nos eligen, ya que ciertas lecturas
llegan a nuestras vidas en momentos determinados y es cuando las comprendemos y
las apreciamos.
Hay autores ya
clásicos, con grandes novelas pero a veces no sabemos que escribieron historias
de corta extensión pero de gran contenido, es el caso de la recomendación de
hoy: hablaremos de León Tolstoi, autor ruso de la segunda mitad del siglo XIX,
quien escribió Ana Karenina y La Guerra y
la Paz, pero también escribió cuentos como el de “En
donde está el amor allí está Dios”.
La historia no
tiene tiempo ni espacio determinado, la podemos ubicar en cualquier lugar y en
cualquier época, lo que le da un gran valor porque su mensaje se generaliza. Se
puede deducir que es en Rusia por los nombres de los personajes, y de algunos
utensilios de uso cotidiano, por lo tanto el tiempo corresponde a lo que vivió
el autor.
El personaje
principal es un zapatero que realiza excelentemente su trabajo, por lo que es
apreciado, pero quien al perder a su esposa e hijos, la soledad lo agobia y
pide a Dios morir. Un amigo le recomienda leer y le dice: “¿Sabes leer? Pues
compra el Evangelio y allí lo aprenderás. Ya verás como en el libro santo
encuentras respuesta a todo lo que preguntes”. Y así lo hizo el personaje, la
lectura del Evangelio le dio respuesta a tantas cosas, pero sobre todo le dio
paz espiritual, no podía dejar de leer y hasta soñó, o vio, o pensó que Dios lo
visitaría, lo espero y…, no voy a decir que pasó, porque le quitaría el placer de leerlo y conocer el
mensaje que el autor da.
Es un cuento
corto, pero sumamente profundo que permite acercarnos más a Dios y a la
lectura.
León Tolstoi. Cuentos escogidos, Porrúa, Colección
Sepan cuántos. México. 2003
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