lunes, 3 de marzo de 2014

El libro de la semana

“Cuando oramos hablamos con Dios, pero cuando leemos,
Dios habla con nosotros”

Frase que se le atribuye a San Agustín, pero independientemente de quién la haya dicho, es muy cierto lo que dice: la lectura es un placer invaluable ya que relaja, enseña, hace viajar, meditar, analizar, reflexionar y tantas cosas más.
Claro está que debemos elegir la lectura y ustedes dirán ¿cómo se hace eso?, es fácil, cada uno elige lo que quiere leer y vamos discerniendo sobre nuestro gustos y preferencias, pero definitivamente los libros no los elegimos nosotros, ellos nos eligen, ya que  ciertas lecturas llegan a nuestras vidas en momentos determinados y es cuando las comprendemos y las apreciamos.
Hay autores ya clásicos, con grandes novelas pero a veces no sabemos que escribieron historias de corta extensión pero de gran contenido, es el caso de la recomendación de hoy: hablaremos de León Tolstoi, autor ruso de la segunda mitad del siglo XIX, quien escribió Ana Karenina y La Guerra y la Paz, pero también escribió cuentos como el  de “En donde está el amor allí está Dios”.
La historia no tiene tiempo ni espacio determinado, la podemos ubicar en cualquier lugar y en cualquier época, lo que le da un gran valor porque su mensaje se generaliza. Se puede deducir que es en Rusia por los nombres de los personajes, y de algunos utensilios de uso cotidiano, por lo tanto el tiempo corresponde a lo que vivió el autor.
El personaje principal es un zapatero que realiza excelentemente su trabajo, por lo que es apreciado, pero quien al perder a su esposa e hijos, la soledad lo agobia y pide a Dios morir. Un amigo le recomienda leer y le dice: “¿Sabes leer? Pues compra el Evangelio y allí lo aprenderás. Ya verás como en el libro santo encuentras respuesta a todo lo que preguntes”. Y así lo hizo el personaje, la lectura del Evangelio le dio respuesta a tantas cosas, pero sobre todo le dio paz espiritual, no podía dejar de leer y hasta soñó, o vio, o pensó que Dios lo visitaría, lo espero y…, no voy a decir que pasó, porque  le quitaría el placer de leerlo y conocer el mensaje que el autor da.
Es un cuento corto, pero sumamente profundo que permite acercarnos más a Dios y a la lectura.


León Tolstoi. Cuentos escogidos, Porrúa, Colección Sepan cuántos. México. 2003

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